DON PEDRO: EL GIGANTE SUMERGIDO

Història | abril 5, 2018

El barco zarpó hacia Valencia pero puso rumbo a Mallorca y al rectificar, acabó entre dos islotes.

Dadas las grandes dimensiones del barco, en las inmersiones es común desorientarse.

Texto: Josep Rubio | Fotografía: Soledad Torres

En la madrugada del 11 de julio de 2007, a poco más de una milla del puerto de Ibiza, se hundió el Don Pedro, un buque de carga rodada de 141,5 metros de eslora. Una vez salvados sus 18 tripulantes y dos pasajeros, las manchas de combustible que emanaban del buque amenazaban con llegar a las costas y provocar un problema medioambiental en plena temporada turística. Los noticiarios estatales abrían con el naufragio y, como recuerda Marisol Torres, «todos recordamos la catástrofe del Prestige», que en 2002 contaminaron las costas de Galicia y el Mar Cantábrico. Finalmente el derrame de una parte de las 150 toneladas de fuel oil y de las 50 toneladas de gasóleo y aceites del interior del Don Pedro afectó de forma parcial a tres playas de las 50 de Ibiza y a ninguna de Formentera.

Torres, profesora de Biología del Instituto de Sant Agustí, ha perdido la cuenta de las veces que se ha sumergido para explorar el Don Pedro, que actualmente es uno de los pecios más grandes del Mediterráneo para hacer inmersiones recreativas. La bióloga explica que bucear en este gigante de acero «es impresionante, a veces de grande que es, pierdes la perspectiva y no sabes dónde estás. Pero hay que tener en cuenta que allá abajo no se pasea. Tienes que ir atenta a tus compañeros, como siempre hacemos los buceadores, y además, hay tantas cosas para ver … la luz se filtra y se convierte en azul, hasta que activas la linterna y descubres un alga de color rojo chillón que ha crecido sobre el hierro». Para hacer la inmersión es necesario el título PADI avanzado y en algunos centros de buceo nos exigirán además cierta experiencia.

Torres ha realizado una investigación sobre el naufragio y la segunda vida como pecio del Don Pedro, que presenta en el marco de la Universitat Oberta per a Majors de la UIB. Tras la avalancha de noticias sobre el naufragio, a veces contradictorias, la bióloga aclara que «el barco salió a las 2.30 hacia Valencia», pero en vez de poner rumbo hacia el oeste, «tomó la ruta de Mallorca y al rectificar, acabó pasando entre los dos islotes de los Daus» y aclara que «como demuestran las fotos que tomaron los Guardias Civiles del GEAS, el Don Pedro no se hundió por la vía de agua que provocó el impacto contra el Dau Petit, sino por la colisión con unas rocas sumergidas contiguas a este islote».

El gigante descansa en un fondo de arena y barro a 43 metros de profundidad y ya a los pocos días del hundimiento, se podía comprobar cómo la vida se abría paso, comenzando el acero a cubrirse de una fina capa de algas. Hoy los sargazos que cubren el casco miden más de 1,5 metros de altura y el pecio ha actuado como concentrador de la vida marina, por lo que se pueden observar especies como barracudas, pez limón, picareles, cazones, escóporas, cabrachos, y langostas, además de coloridas algas y ascidis, animales filtradores de imaginativas formas.

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