CUANDO EL FLAMENCO SE ENCUENTRA CON LA CIGÜEÑELA EN FORMENTERA

Rutes | mayo 24, 2018

Durante este mes a los migrantes se añaden las aves que crían en el Estany Pudent

Como indica su nombre popular, el avisador nos advertirá si nos acercamos demasiado al nido

Texto: Josep Rubio | Fotografía: JJ Harrison*

A partir del mes de marzo se pueden observar las primeras especies de aves que en el largo camino de la migración se paran en Formentera a descansar y rehacer las reservas de grasa antes de retomar el vuelo. El Estany Pudent, en pleno Parque Natural de ses Salines, con sus lagunas, canales y exuberante vegetación es un espacio idóneo donde buscar ese refugio, tal y como destaca el biólogo y ornitólogo Santi Costa, autor del libro ‘ L’estany Pudent, un món d’Ocells’ (‘El Estany Pudent, un mundo de Aves’). Además, Costa subraya que la abundante pluviometría de este año -alrededor de los 200 l/m² durante los primeros cuatro meses de 2018- facilita las condiciones para que estos viajeros alados alarguen su estancia en Formentera.

Destacan los vistosos flamencos, la garza imperial (Ardea purpurea), la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides), o la llambritja (Sterna nilotica), además de multitud de especies de chorlitejos (del género Charadrius), pequeñas aves de entre 15 y 20 gramos que en su dilatado viaje pueden llegar a recorrer distancias de miles de kilómetros, entre los grandes lagos del centro de África y la tundra de los países escandinavos. El ornitólogo señala que, durante el mes de mayo, a esta riqueza se le añade la avifauna que cría en el Estany Pudent y que es fácil de ver desde el camino que rodea la laguna, a pocas decenas de metros.

Se trata sobre todo de limícolas como el avisador (Himantopus himantopus), el chorlitejo (Charadriusalexandrinus) o la avoceta (Recurvirostra avosetta) además de anátidas como el real o el pato blanco.

Las limícolas suelen hacer sencillos nidos cerca del agua, en pequeñas acumulaciones de arena que se forman dentro de los canales o junto a los muros. Como no se encuentran sobre los árboles, los nidos son muy simples, explica Costa, «rascan un poco el suelo y añaden cuatro piedrecitas» y es fácil, con unos simples prismáticos o a simple vista, poder observar al adulto incubando los huevos o bien acompañando a los polluelos. Asimismo, en el caso de los avisadores, y como indica su nombre popular, la madre nos advertirá con una sonora bronca si nos acercamos demasiado al nido, una estrategia que esta especie utiliza para espantar posibles depredadores. En cambio, será más difícil observar los patos criando, pues suelen anidar en medio de la vegetación y para hacerlo emplean plumas y vegetación seca.

Con mucha suerte podremos contemplar otro espectáculo formidable, el que nos ofrece algún rapaz intentando depredar el nido de un pájaro en plena cría. Desgraciadamente, indica Costa, la mayoría de nidos asaltados, no lo son por la acción del halcón peregrino o el cernícalo, sino más bien por parte de gatos descontrolados que de noche, salen a cazar.

 

 

Autor de la fotografía: (jjharrison89@facebook.com) – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, 

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