LAS ABEJAS VUELVEN A CASA

Próximo Ferry | agosto 9, 2018

Los heminópteros autóctonos de las Pitiusas son más pequeños, trabajadores y muy irascibles.

Los repetidores de telefonía móvil alteran los sistemas de navegación de las abejas.

Texto: Josep Rubio | Fotografía: Próximo Ferry

El pasado mes de junio un cargamento con 600.000 abejas de Mallorca desembarcaron en Ibiza para repoblar los enjambres pitiusos. No es que faltaran abejas en Ibiza y Formentera, sino que la plaga de varroa, que llegó a las islas a partir de 1965, diezmó la abeja autóctona pitiusa y los apicultores la sustituyeron por otros himenópteros foráneos. Actualmente, en Formentera todas las abejas son de linaje mitocondrial M sub 6, procedente del Norte de España, mientras que en Ibiza, un 52% de las abejas son de esta familia y un 42% de la A sub 2, que se encuentra en el Sur y el Levante de la península Ibérica.

La raza autóctona de Baleares, la A sub 1, se ha preservado en Mallorca, donde un 100% de los enjambres acogen a abejas de este linaje y en Menorca, donde representan el 84% de la población. Gracias a este trabajo de conservación, como la Associació d’Apicultors d’Eivissa i Formentera ha iniciado un proyecto para recuperar este patrimonio natural y se ha fijado como objetivo que el 100% de los enjambres pitiusos sea de raza autóctona en 10 años , a base de una progresiva y planificada sustitución de las abejas.

Las 600.000 abejas de linaje A sub 1 están distribuidas en 30 núcleos y para que no descompensen el ecosistema del lugar donde se ubiquen, está pensado que se establezcan en tres o cuatro asientos con entre 10 y 12 casas cada uno. Por el momento, se encuentran en una amplia finca entre la carretera de Sant Miquel y Santa Eulària, con bosque y cultivos de cítrico a su alcance.

Explica en Vicent Marí, presidente de la Asociación de Apicultores, que las abejas A sub 1, también propias de lugares como Sicilia y Marruecos, son de un tipo más africaniza, que soporta muy bien las condiciones de calor y falta de lluvia de las Pitiusas, como demuestra el hecho de que durante su traslado en furgoneta y barco desde Mallorca no muriera ni un solo ejemplar. Esta abeja, más pequeña que las de otros linajes, mide entre 1,5 y 1,7 cm y su abdomen, completamente negro, se diferencia a simple vista del resto. Es muy prolífica, trabajadora como la que más y también se suele enfadar más que sus vecinas o sea que presenta más tendencia a picar.

Eso sí, Marí aclara que no se apreciará diferencia en la miel que puedan elaborar las abejas de una familia o la otra sino que la textura, el olor, el color y el sabor, depende de las flores con que se asocian y en este ámbito las Pitiusas cuentan con unas variedades típicas del Mediterráneo, como el tomillo, el romero o frutales como los cítricos. Ahora bien, la aridez de nuestro hábitat provoca que la calidad de la miel pitiusa contraste con la poca producción que se puede extraer en Ibiza y Formentera, unas islas donde con el mismo esfuerzo apicultor obtiene 100 veces menos cantidad de miel que en algunos lugares de la península Ibérica.

Los obstáculos para reintroducir en las Pitiusas la abeja autóctona de Baleares no son pocos. A parte de la amenaza continua de los tratamientos con productos fitosanitarios, hay que añadir la distorsión que suponen los repetidores de telefonía móvil y los tendidos eléctricos. Las ondas electromagnéticas que emiten estas instalaciones alteran el sistema de navegación de los himenópteros, basado en triangulaciones entre la casa, el sol y un tercer objeto. Así, cuando un repetidor de telefonía móvil se encuentra a menos de un kilómetro de los enjambres, algunas abejas no saben volver a la casa y quedan desamparadas en medio del campo. Además de estas dificultades, Marino apunta otra: la edad media de los apicultores en Baleares ronda los setenta años, un hecho que hace urgente un recambio generacional.

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